Presentan en Lalín un producto brasileño que bloquea la expansión de fuego forestal


Javier Funes (de pie) explicó a los asistentes la eficacia del granulado químico.

El granulado se disuelve en agua 

y funciona durante 15 días


Aunque Licet-F ya se utilizó en el Plan de Prevención e Defensa contra Incendios Forestais (Pladiga) del año pasado, ayer se presentó de forma oficial a los propietarios de montes, dentro de la Xornada de Prevención de Incendios Forestais organiza por Silvanus y la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga), dentro del programa europeo Life + O monte vivo. La firma Químicos para el Mercado Arbóreo (Quimera) comercializa este producto en España, que desde hace 3 años se utiliza en Brasil con gran eficacia sobre los incendios forestales en masas arbóreas, matorrales y caña del país sudamericano, según explicó el director técnico de la firma viguesa, Javier Funes.

Licet-F se aplica en medios terrestres de extinción, ya sean mochilas contra incendios, sulfatadoras, pick-up o motobombas. Se disuelve en agua, a razón de cinco partes de ésta por una del producto granulado y se puede utilizar no solo para frenar un incendio, sino también para evitar el descontrol de una quema de poda o de rastrojos. Para que el centenar de asistentes a la jornada en la estación de autobuses se convenciese de la eficacia de este producto, Funes narró de forma pormenorizada las dos pruebas que se hicieron con Licet-F en la Península. Una de ellas tuvo lugar en Vila Nova de Gaia (Portugal) y la otra en Deza, en el Monte Carrio. En el caso del test portugués, se cortaron pinos y eucaliptos para depositarlos sobre tojos y brezos. Tras rociar todo con combustible, se prendió fuego.

Las llamas alcanzaron los 17 metros de altura pero, al llegar a la zona rociada con bloqueante, desaparecieron. Debido, fundamentalmente, a tres motivos: cuando las llamas entran en contacto con la zona rociada por el producto, se liberan gases que dificultan la presencia de oxígeno y, por tanto, reducen el calor. Funes recurrió a las cifras que se constataron en el monte Carrio para explicar la efectividad de su producto: En este caso, se desbrozó un monte de tojo y brezo de hasta cuatro metros de altura. Se quemó una faja de 40 metros de largo por otros 20 de ancho. Las llamas alcanzaron una temperatura media de 976 grados centígrados que, al llegar a la zona tratada con bloqueante, se desplomaron hasta los 62. En la zona de hojarasca, consiguió pasarse de los 457 grados del fuego a solo 18 en el área tratada.

El residuo químico, que permanece activo durante 15 días, funciona como un aislante térmico que impide que cualquier rescoldo acabe produciendo un nuevo incendio. A los 28 días, el producto se elimina sin causar ningún tipo de toxicidad.
A preguntas del público, el representante de Quimera explicó que el kilo Licet-F cuesta 3,6 euros y que suele durar tres temporadas. "Es ideal tanto para consumo particular como para comunidades de montes", añadió.A lo largo de la mañana, técnicos de la Asociación Profesional de Silvicultores de Galicia (Silvanus) se encargaron de abordar todas las cuestiones relacionadas con la prevención de fuegos. En su turno, el ingeniero técnico forestal Roberto Pereiras abordó las directrices que marca la Lei de Prevención e Defensa contra Incendios Forestais, promulgada en 2007, como la futura Lei de Montes de Galicia, que se encuentra en tramitación.

Tras la ola de incendios de 2006, la Xunta estableció que no pueden plantarse eucaliptos ni pinos a menos de 50 metros de núcleos de viviendas, dada su gran combustibilidad. Entre los 50 y los 100 metros, sí pueden darse estas especies, pero mezcladas con frondosas (castaño, roble...) y separadas 7 metros entre sí. En caso de una vivienda construida en medio del monte, será el dueño del inmueble quien tenga que desbrozar el perímetro tanto de matorral como de árboles, y compensar a los dueños de las fincas que limpie. Debe disponer, además, de aspersores o de cualquier otro sistema de extinción de llamas.

En cuanto a la distancia de estas masas forestales en vías de comunicación, en carreteras normales y en vías de tren las plantaciones forestales deben hacerse a 8 metros de distancia desde el terraplén. En el caso de las autovías, la separación puede llegar hasta los 15 metros, mientras que en pistas forestales es de solo 2 y afecta a matorrales, no a árboles. En este tipo de pistas o bien desbroza el dueño de las parcelas o bien lo hace el concello. Pereiras mencionó que, en el caso de los tendidos eléctricos, se expropiaron 12 metros pero la limpieza abarca 13,5, con lo que el dueño tiene derecho a reclamar compensación por ese 1,5 metros a mayores.

Completaron las ponencias de Silvanus los técnicos Mercedes Gil, José Hervella y el presidente de la entidad, Antonio de María Angulo.

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